Oda al Edificio / Pablo Neruda

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Socavando
en un sitio,
golpeando
en una punta,
extendiendo y puliendo
sube a la llamarada construida,
la edificada altura
que creció
para el hombre.


Oh alegría
del equilibrio y de las proporciones.
Oh peso utilizado
de huraños materiales
desarrollo del todo
a las columnas,
esplendor de abanico
en las escalas.
De cuántos sitios
diseminados en la geografía
aquí bajo la luz vino a elevarse
la unidad vencedora.

La roca fragmentó su poderío,
se adelgazó el acero, el cobre vino
a mezclar su salud con la madera
y ésta, recién llegada de los bosques,
endureció su grávida fragancia.

Cemento hermano oscuro,
tu pasta los reúne,
tu arena derramada
aprieta, enrolla, sube
venciendo piso a piso.
El hombre pequeñito
taladra,
sube y baja.
¿Dónde está el individuo?
Es un martillo, un golpe
de acero en el acero
un punto del sistema
y su razón se suma
al ámbito que crece.
Debió dejar caídos
sus pequeños orgullos
y elevar con hombres una cúpula,
erigir entre todos
el orden
y compartir la sencillez metálica
de las inexorables estructuras.
Pero
todo sale del hombre.
A su llamado
acuden piezas y se elevan muros,
entra la luz a las salas,
el espacio se corta y se reparte.

El hombre
separará la luz de las tinieblas
y así
como venció su orgullo vano
e implantó su sistema
para que se elevara el edificio
seguirá construyendo
la rosa colectiva,
reunirá en la tierra
el material huraño de la dicha
y con razón y acero
irá creciendo
el edificio de todos los hombres.

[Texto. de Odas Elementales por Pablo Neruda][site. pablo neruda]